Cuando los sólidos se resisten...
Mi niño no me come.... típica frase
de mamás desesperadas cuando sus pequeños retoños se niegan a
comer aquello que sus padres, abuelos o vecinos insisten en darles.
Como cualquier madre con acceso a
internet he buscado por la red todo tipo de causas, efectos y
recomendaciones para entender que puede estar pasándole a mi hijo
para que no quiera probar bocado. A pesar de que existen ciertas
controversias y muchas teorías al respecto, lo cierto es que le
están saliendo las muelas, estamos en verano y ya tiene 16 meses,
empieza a no necesitar tanta ingesta pues su crecimiento ya no es tan
rápido como el primer año de vida...
He leído mucho sobre el tema, incluso
artículos de pediatras, que insisten en que no existen evidencias
científicas para afirmar que la dentición duele... puede llegar a
ser molesta...¿Qué es molesta?? ...
En fin, según voy
observando a mi pequeño...él SI COME, el único problema es que
come lo que él quiere y no lo que quiero yo. Soy Psicóloga y aunque
no he ejercido con niños pequeños entiendo que forzar las cosas no
es bueno... (admito haber intentado engañarlo...castigarle sin
postre y premiarle con lo mismo...) La desesperación te hace hacer
tonterías... Al final después de leer y leer he entendido que tengo
que respetar sus tiempos, y establecer rutinas para que entienda que
es la hora de comer o de dormir y disfrutar de las comidas y de los
ratitos que tenemos juntos...
De momento os dejo 25 aspectos a tener
en cuenta para conseguir nuestro objetivo http://www.elmundo.es
1 No obligar nunca a comer a un
niño. Un adulto puede que se niegue a probar bocado por los
dictados de la moda pero a un crío aún no le pesan las normas
sociales. Por tanto no se debe insistir en que el niño trague a toda
costa.
2 Cuánta cantidad de comida es
necesaria. Cada uno de nosotros necesita un aporte calórico
distinto, razón por la que la alimentación no puede tomarse como
una ciencia exacta. Unos zampan como elefantes mientras otros comen
como pajaritos. ¿Por qué entonces se intenta medir a los niños por
el mismo rasero? Un niño de año y medio puede que necesite comer la
misma cantidad que un bebé de nueve meses.
3 ¿Seguro que no come nada?
Para la mayoría de los padres no comer nada significa que su hijo no
engulle lo que ellos creen que necesita. Quizá si su medida fuera
medio plato en vez de uno repleto hasta el borde cambiaría su
percepción.
4 Los que de verdad no comen. Las
enfermedades y los celos provocan un rechazo a la comida que suele
ser transitorio y una vez solucionado el problema regresa el apetito.
5 El trabajo de mamá. El
regreso laboral de mamá origina en ciertos bebés una negativa a
alimentarse si no lo hace su madre. Pueden no consumir nada en ocho
horas y luego ponerse las botas cuando ella regresa.
6 Un asunto de honor. Los
padres, sobre todo las madres, suelen vivir la inapetencia como un
agravio personal. Otras consideran un deber atiborrar a su hijo.
7 Culpabilidad. Frustración y
un terrible sentimiento de no saber cumplir como lo hicieron con
ella, fustigan a muchas madres para quienes la hora de la comida es
un calvario.
8 Niños incomprendidos. Imagínese
qué pensará su hijo. Él, que sólo cuenta con el cariño de sus
padres, de repente se ve atacado por aquellos en quienes confía, que
insisten en cebarle cuando ya no le entra más y encima se enfadan y
le gritan.
9 La prueba definitiva. Coma en
proporción a lo que da a su hijo. Si el niño pesa 10 kilos y
engulle un plato, tráguese usted cinco o seis raciones. Seguro que
revienta.
10 Pecho "for ever" y a
libre demanda. La leche materna es el alimento más completo y
nutritivo. Si el niño no pierde peso es conveniente alargar la
lactancia hasta el año o los dos años. Siempre sin imposición de
horarios, porque él ya lo pedirá cuando lo necesite.
11 Las papillas. Nunca se debe
sustituir el pecho por la infundada creencia de que los cereales
alimentan más. Cuando los niños ya degustan papillas hay que saber
que casi ninguno logra terminarse la medida recomendada porque es
simplemente una orientación, no un dictado.
12 Horror a las verduras. El
pequeño estómago de los niños admite pequeñas cantidades, o sea,
muchas calorías en poco volumen. Las verduras contienen mucha fibra
y escasas calorías, por lo que les enguachina pero no les sacia.
Apenas unas cucharadas serán suficientes para que le saquen el
gusto.
13 La papilla de frutas. Con las
frutas viene a suceder lo mismo que con las verduras. Si el crío las
rechaza pruebe a darle una manzana a mordiscos o una pera en
trocitos, por ejemplo. Las recomendaciones y mezclas frutales del
pediatra no tienen por qué ir a misa.
14 Respetar el sueño. Algunos
padres enchufan a sus hijos el biberón mientras éstos duermen y
después se quejan de que no comen cuando están despiertos. ¡Pero
si ya se han alimentado!
15 Chucherías prohibidas. Al
margen de que el niño coma o no coma, los dulces y las famosas
chucherías sólo una vez al año para que no hagan daño.
16 La crisis del año. Justo a
los 12 meses se frena la velocidad de crecimiento y por tanto no
precisan la misma cantidad de alimento. A partir de los cinco años
aumentarán el gasto energético y las necesidades.
17 El percentil. Las gráficas
de peso traen fritos a los padres. En cada país se elabora una
distinta y nunca coinciden entre ellas. ¿Quiere eso decir que según
el lugar del mundo en que pesen a su hijo estará por encima o debajo
de la media?
18 Defensas infantiles. Los más
pequeños se defienden ante la indigesta ofensiva paterna a base de
hacer bola, escupir e incluso vomitar. Nunca se niegan por capricho.
Evolutivamente los críos tienden a rechazar los sabores desconocidos
por simple supervivencia.
19 Un dragón llamado alergia.
La alergia puede provocar la negativa del niño a ingerir ciertos
alimentos como la leche, el gluten, el huevo o cualquier otro
incompatible con su inmaduro organismo. Por eso es conveniente no
obligar a comer.
20 Estimulantes del apetito. Los
tónicos estimulantes contienen psicofármacos que actúan sobre el
centro cerebral del apetito y su efecto desaparece en cuanto se deja
el medicamento. Poco aconsejables salvo excepciones.
21 Cómo introducir los alimentos.
A partir de los seis meses se pueden ir probando nuevos sabores con
gran precaución y muy lentamente.
22 Estrategias. No guardar la
comida para la cena. Ponerle en el plato sólo lo que suela tomar
aunque sean tres cucharadas, si tiene hambre pedirá más. Evitar las
broncas y los sobornos.
23Vegetarianos. Cuando los
padres son vegetarianos los niños pueden vivir perfectamente con una
dieta ovo-lacto-vegetariana.
24 Acostumbrarse a comer de todo.
Obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr
que lo odie para el resto de su vida. Si no se le fuerza acabará
probándolo.
25 Comer solo. Un niño se puede
negar a comer porque quiere meterse él mismo el alimento en la boca
y no se lo permiten. Aunque se estire la hora del almuerzo y ponga
todo perdido es preferible concederles cierta independencia.
Tarde o temprano, acabará comiendo
solito y variado estoy segura de ello...
Mientras tanto seguiremos disfrutando
de esos momentitos únicos...
Baetuleando...
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